Musica y Parkinson
Síntoma de mal de Parkinson o aparición espontánea provocada por
una formación musical, las alucinaciones con notación musical y
escritural siguen sorprendiendo a pacientes y neurólogos.
Ted R. es un músico de 75 años que
padece Parkinson desde los 60. Es un escritor y académico con mucha
actividad, además de un pianista sumamente dotado. Desde hace un par de
años comenzó a sufrir alucinaciones visuales mientras leía el periódico:
cuando volteaba la mirada y la devolvía a las páginas impresas,
encontraba para su sorpresa que estas ya no eran caracteres alfabéticos
sino notaciones musicales, pentagramas con complicadas progresiones.
Este fenómeno alucinatorio está siendo estudiado actualmente por
numerosos neurólogos en busca de lesiones cerebrales, especialmente por
el doctor Oliver Sacks (Hallucinations in musical notations, en la revista Brain y autor del famoso Musicofilia, publicado por Anagrama), médico y divulgador científico que ha estudiado algunos casos interesantes como el de Ted R.
Desde el siglo XIX, los neurólogos y
psiquiatras se han encontrado con pacientes que afirman sufrir todo tipo
de alucinaciones: auditivas, táctiles, visuales y sinestésicas
(escuchar olores, tocar colores, etc.) Pero no se trata de alucinaciones
provocadas por sustancias psicoactivas, sino que se presentan en
personas aparentemente normales. En ocasiones pacientes con el síndrome
Charles Bonnet, con enfermedad de Parkinson, con fiebre alta o en estado
hipnopómpico (descrito más adelante) han presentado este tipo de
alucinaciones, además de predisposiciones como ciertos tipos de migraña,
epilepsia, intoxicación con sustancias, etc.
Las alucinaciones visuales y/o auditivas
parecen ocurrir en los periodos tempranos del sueño, al menos en la
mayoría de los pacientes analizados. Estas pueden ser de dos tipos: las
alucinaciones hipnagógicas se experimentan cuando alguien está quieto en
su cama, con los ojos cerrados, justo antes de dormir, como si las
imágenes aparecieran mágicamente en el interior de los ojos. También
existen las alucinaciones hipnopómpicas, como las que experimentan los
pacientes analizados por el doctor Sacks, las cuales ocurren cuando la
persona está despierta y con los ojos abiertos, observando imágenes
proyectadas en superficies de todo tipo.
Ambos tipos de alucinación parecen
presentarse con mayor frecuencia en personas de edad avanzada, y en
ocasiones con los síntomas o predisposiciones antes descritos (aunque el
estudio también reporta casos de gente sin conocimiento en notación
musical que también puede experimentar alucinaciones hipnopómpicas). En
el caso de Ted R., su preparación y curiosidad musical fue más grande
que el miedo a estar volviéndose loco: cuando las notas musicales
aparecían en el espacio antes ocupado por las letras del periódico, Ted
corría hacia el piano y trataba de tocar la música que veía, aunque no
sin dificultades.
La música que Ted observaba “era
difícilmente ejecutable porque siempre se presentaba con muchos
arreglos, con innumerables marcas de crescendo y decrescendo, mientras
que la línea melódica estaba tres o más octavas por debajo del Do
medio”, como si estuviera hecha para ser tocada en un piano de 10
metros. Otra particularidad de las alucinaciones de Ted se debían
probablemente a su formación en el idioma sánscrito: en lugar de fusas y
semifusas, Ted observaba que las notas estaban hechas en el alfabeto
devanagari. En su propio testimonio:
“La música ahora cubre toda la página y a
veces está escrita de modo muy ornamentado, más que del modo crudo en
que ocurría antes, casi como una caligrafía del siglo XVIII. Debo
acercarme más para copiar algunas de ellas, pero aún no estoy seguro de
la precisión de lo que podría escribir pues continuamente las imágenes
desaparecen antes de que pueda verificarlas. Otra rareza: las ilusiones
[pues Ted se refiere a ellas como "ilusiones", no "alucinaciones"] han
ocurrido en la escritura devanagari, la escritura usada en sánscrito. A
pesar de la naturaleza exótica de la escritura el resultado es aún
música occidental.”
Esta “música fantasma”, como Sacks se
refiere a ella, parece aparecer frente a los ojos de gente que ha pasado
toda su vida estudiando o interpretando música, al menos en siete de
los ocho casos que presenta en su estudio: pianistas, profesores o
compositores. Alucinaciones textuales también se han presentado en forma
de conjuntos verbales que, al igual que la música, se asemejan a cosas
que se pueden leer, pero que desaparecen o cambian continuamente. Las
palabras que se presentan en alucinaciones hipnopómpicas no tienen
sentido o forman apenas trozos de palabras reconocibles, pero no
necesariamente frases.
Los investigadores analizan a través de
scaners PET y MRI las áreas del cerebro especializadas en la formación
de estructuras visuales de palabras en la corteza inferotemporal
izquierda, área relacionada también con la posibilidad de leer. Se sabe
que hay pacientes que al sufrir daños en esta zona desarrollan alexia,
incapacidad para leer. Posteriores investigaciones podrían arrojar más
datos sobre la relación entre nuestra percepción consciente y nuestra
cognición, y tal vez ayudarnos a entender otro de los misterios del
cerebro y la creatividad humanas.
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